Alto a la guerra contra Rusia por parte de los imperialismos norteamericano y europeos.
Partido Obrero Socialista – Costa Rica
La guerra del imperialismo norteamericano y de los distintos imperialismos europeos contra Rusia continúa. Pero la burguesía imperialista norteamericana tiene esta guerra como parte de una estrategia mayor: afirmar su hegemonismo y mostrar su poder militar y expansionista político,. Así como en la Primera y Segunda Guerra Mundiales la hicieron para decidir cual imperialismo se haría del Mundo y dominaría sobre los otros económica, militar y políticamente, hoy el imperialismo norteamericano, triunfador de ese proceso anterior, busca como mantener su hegemonía en crisis. Aunque por ahora utiliza para ello un sicario, el régimen Ucraniano y sus aparato militar fusionado con las bandas neonazis de Bandera, como el imperialismo alemán utilizó a Hitler y el nazismo en la última guerra para su pelea por hacerse del poder mundial. El imperialismo norteamericano impulsa y lleva adelante la Guerra contra Rusia preparando su extensión hacia China y mide en ese campo de la guerra a las demás potencias y fuerzas imperialistas no norteamericanas sometiéndolas, alineándolas tras de si, chantajeándolas y al mismo tiempo debilitándolas porque ellas mismas, los imperialismos europeos por ejemplo, son también competidores y una amenaza latente o en perspectiva. Esta guerra no es entre dos o tres potencias por la redistribución del mundo y del mercado sino de una potencia, el imperialismo norteamericano triunfador de la repartición del mundo anterior de la Segunda Guerra Mundial, para defender, mantener y ampliar su dominación ante la amenaza que para la redistribución del poder mundial representan potencias como Rusia, China y otras menores como India, Irán, Turquía, Brasil entre otras. Ni Rusia ni China tienen intereses expansionistas pero son potencias económicas y militares que objetivamente amenazan el poder hegemónico del imperialismo norteamericano y tientan a otros imperialismos como algunos europeos a la posibilidad de alianzas que debilitan a aquel.
Para fortalecerse como potencia imperialista hacia la Guerra de defensa, mantención y expansion de su poder, el imperialismo norteamericano mientras se lanza a la guerra, por ahora contra Rusia, implementa una operación de tenazas que comprende tanto el despliegue y acciones militares y hasta genocidas y terroristas como en el Donbass, como las decisiones políticas de combinación de medidas inflacionistas y recesivas que favorecen fundamentalmente al poder financiero norteamericano y al fortalecimiento del dólar como mecanismos para concentrar capital hacia la metrópoli.
En la “geopolítica” el jefe del Frente Interimperialista, el imperialismo norteamericano, se preparó y activó para una guerra contra Rusia en primer plano y de hostigamiento y acoso contra China en segundo plano, desplazando la prioridad de la confrontación contra China que tenía la Administración de Donald Trump, hacia Rusia, ubicando a ésta como la principal adversaria por su condición independiente del imperialismo y de mayor caudal y potencial militar sobre los cuales fundamenta esa independencia . Derrotar a Rusia en el Donbass y afirmar el cerco militar de la OTAN por todos sus costados, salvo el que hace frontera con China, no solo afirmaría la condición de dominio mundial del imperialismo en lo político militar ante la mayor potencia militar adversaria, sino que tendría un objetivo ejemplar y aleccionador ante cualquier otra potencia menor, incluyendo a China si con ello no tuviera necesidad de también hacerle la guerra directa.
En la parte de la tenaza económica el imperialismo norteamericano no solo aprovechó la pandemia del Covid 19 con un abordaje más político y económico que sanitario, para avanzar en la concentración del capital, hundiendo competidores medianos y pequeños y debilitando a los grandes a nivel interno y especialmente a nivel mundial. Impulsó más las medidas que ya implementaba antes de la pandemia y que eran de corte inflacionista, aumentando el circulante y la emisión de dinero sin respaldo en la producción y ahora pasa al impulso de medidas recesivas bajo la cobertura de atacar la inflación por el mismo imperialismo desatada previamente. Valoriza el dólar y hace desplomarse las monedas europeas; succiona capitales de todo el mundo hacia la metrópoli y ha provocado una ralentización significativa del meteórico crecimiento de la economía de China, que el Banco Mundial proyecta bajará a un 2,8% contra el 8 y 10% de los años anteriores, mientras impulsa las economías asiáticas fuera de China que trata de que sustituyan a China como gran factoría mundial para asi cortarle las alas de su fortaleza como potencia económica competidora. Estas políticas no significan inmunización de la clase trabajadora y población norteamericana de ser también expoliada por su propio imperialismo. Las ultimas medidas “anti inflación” de la FED (la misma que había echado a producir dólares a granel en sus maquinas emisoras en los últimos años) ha anunciado que el desempleo aumentara de un 2,5% actual a 5% en EEUU, lo que significa un millón de trabajadores sin empleo más, al margen de lo que ha significado la inflación en la pérdida del valor adquisitivo para los bolsillos del común de los norteamericanos.
Utilizando a Ucrania como peón de cuadra y carne de cañón, conformando un frente único de guerra basado en la provisión de armas, equipos, logística y financiamiento con participación de todos los países del mismo en esos aportes (Zelensky reconoce que mil quinientos millones de dolares recibe diariamente solo de EEUU) busca llevar la guerra y el aislamiento de Rusia hasta lograr un acuerdo diplomático que signifique una derrota de Rusia y la explosión de una crisis interna que retome el curso del desmembramiento de la URSS iniciado con Gorbachov y Yeltsin de destrucción de la URSS y dominio y control del imperialismo norteamericano. Este proceso se cortó con el ascenso de Vladimir Putin y de una reacción de la ex burocracia soviética, afirmada en el Ejército fundamentalmente, no por recuperar la URSS como Estado Obrero sino uno de sus elementos conquistados por la Revolución de Octubre de 1917 que era su condición de República Independiente (en la figura actual de la Federación Rusa) y del significado de la misma en relación a desarrollar una economía propia, de desarrollo y utilización de sus propios recursos y de formación de una nueva burguesía que el proceso abrupto de las reformas de Gorbachov y Yeltsin no lograron realizar, como tampoco logró el imperialismo norteamericano disolver las Fuerzas Armadas surgidas de la Revolución de Octubre del 17 y la destrucción o control de los recursos, arsenal y capacidad militar nuclear de Rusia. El triunfo del imperialismo norteamericano sobre la Alemania imperialista en la Segunda Guerra Mundial y luego su control logrando la “unidad” de las dos Alemanias con la caída del Muro de Berlin, significó el desmantelamiento de las fuerzas armadas alemanas de entonces y su desarme impidiéndole toda posibilidad de desarrollar armas nucleares aunque permitiéndole el desarrollo medido y dosificado de cierto rearme. Esto no fue el caso con el triunfo parcial o incompleto del imperialismo sobre el Estado Obrero degenerado de la URSS aunque se disolviera en una de sus expresiones políticas y no en su expresión militar. Debe aquí abordarse la discusión de si la disolución del Estado Soviético sin la disolución del “grupo de hombres armados” que define en ultima instancia Engels como esencia del Estado, se cumplió o completó en la URSS. Desde luego que el “grupo de hombres armados” esta ligado al carácter de la propiedad que defiende. Pero como vemos en todo este periodo de reestructuración de Rusia al mando del “partido ejército” la propiedad privada no es homogénea y el Estado sigue manteniendo la propiedad sobre las actividades estratégicas de la producción.
Estamos ante una Ofensiva del imperialismo norteamericano, no solo en su expresión política de expansión económica y dominio militar territorial( las bases de la OTAN en Europa son una manifestación de esto también pues cuenta con 37 bases militares y comandos en este continente) sino en su carácter imperialista de expresión de la más alta concentración del capital en la unidad financiera-industrial y comercial. El imperialismo norteamericano administra la crisis agónica del capitalismo que tiene como característica su agotamiento, senilidad o crisis crónica. En el capitalismo en su actual fase imperialista el imperialismo norteamericano gestiona la barbarización creciente de la humanidad, sin poder desarrollar las fuerzas productivas y más bien avanzando aceleradamente en su destrucción (agotamiento de recursos naturales, aumento de la emisión de gases de efecto invernadero que crean cada vez más distorsiones y crisis climática y de recalentamiento del planeta,etc), destrucción de capital, aumento general de la pobreza en las clases obrera y en las capas pobres y medias del campo y la ciudad. El único gran objetivo de la burguesía imperialista es sostener la tasa de ganancia (acerca de esto, ler: La tasa de ganancia mundial, nuevas evidencias importantes, Por Michael Roberts, 02/03/2022) y aumentarla sin importar cuanta devastación natural y humana quede en el camino y cuanta tierra arrasada deje.
Por la lógica interna del proceso de la fase imperialista del capitalismo y por la decisión de la burguesía imperialista, la competencia que trae consigo la exacerbación de la concentración del capital no fue superada con el triunfo político del imperialismo norteamericano con la llamada “disolución de la URSS” como ya hemos señalado antes. El imperialismo no pudo completar su tarea de someter a Rusia, cosa que si pudo hacer con los ex estados obreros de la ex URSS y de la Europa del Este. Por otra parte, su calculo de aprovechar la concepción de “ construcción del socialismo en un solo país” de la burocracia China, y aprovechar sus capacidades y acumulación de fuerza de trabajo para deslocalizar su propia industria y servicios y hacerse de una masas de ganancia a partir de la reducción de costos salariales y de otros costos importantes soportados por el Estado obrero chino tuvo su momento de beneficio pero luego se le volvió en su contra. La ley del Desarrollo desigual y combinado y lo que Hegel llama “Astucia de la Razón” mostró su vigencia y verdad. Tal estrategia de catapultar la salida de la crisis de los 70s transfiriendo su producción a China por parte del capital imperialista, dotó a esta de un desarrollo industrial y tecnológico propio y la convirtió en la segunda economía mundial acaparando una enorme parte de la riqueza social que ya no iba a parar a los capitalistas norteamericanos sino al capital privado y estatal de China. Y esto lo podía hacer porque China tenía una característica o conquista de su Revolución: La Independencia. Similar proceso se dió en India, en otros países asiáticos y también con Brasil y Mexico especialmente en América Latina. Deslocalizada y desmantelada su capacidad productiva el imperialismo se separó de la materialidad del trabajo y acentuó su actividad especuladora financierista, prevaliéndose de su dominio político militar del planeta y de su patrón dólar en la economía mundial.
Otras economías llenarían los vacíos de la producción material, la apropiación de recursos y materias primas al montarse sus propias burguesías nacionales en una resistencia y ascenso de las luchas de las masas que fortalecieron a esas burguesías nacionales junto con la China autogestionada económicamente ahora y la Rusia, liberada del plan de convertirla en semi colonia por los imperialismos norteamericano y europeos. Esto llevaba necesariamente a plantearse una redistribución del orden económico y político mundial. Orden que actualmente es hegemónizado por el imperialismo norteamericano pero flaqueado en lo económico y también lo político militar. Es el llamado multilateralismo, dentro del capitalismo, la concepción y política de estas potencias independientes o semi independientes con burocracias estalinistas o reclicladas al frente o con burguesías nacionales al frente de sus Estados, para redistribuirse el planeta entre las distintas potencias mayores y menores de carácter muy heterogéneo y donde se agrupan monarquías medievales, hasta Estados Obreros deformados o degenerados pasando por regímenes nacionalistas llamados “progresistas”.
Habiendo obtenido su ascenso como primera potencia imperialista mundial con el triunfo sobre el imperialismo alemán y el desbancamiento de los imperialismos inglés y francés en la Segunda Guerra Mundial y alcanzado luego su reinado en solitario, después de la disolución de la URSS, su compañero tributario de ese triunfo sobre el imperialismo alemán, pero con otro signo ideológico y político, la hegemonía norteamericana parecía incuestionable e imposible de tener contrincantes por mucho tiempo. Pero eso era solo la apariencia. El imperialismo norteamericano atravesaba y atraviesa una paradoja: Resulta vencedor en la confrontación entre el proyecto de socialismo en un solo país que pretendía demostrar en un marco de coexistencia pacífica, las ventajas y alternativa al capitalismo occidental colocando para ello dispositivos disuasivos como la carrera armamentista, espacial y nuclear, asi como administrando y controlando que las revoluciones, estallidos o levantamientos contra la burguesía y el imperialismo colonial o semi colonialista en el campo occidental buscando que no rompieran el “status quo” mundial de la división del mundo de Yalta y Potsdam y sirvieran para fortalecer el núcleo del socialismo en un solo pais: la URSS, que permitiera desplegar y garantizar la existencia de tal proyecto con tales pretensiones de “ventaja” comparativas frente al Occidente capitalista. Pero al mismo tiempo, el imperialismo norteamericano era presa de su propia crisis crónica del capitalismo en su fase imperialista(la crisis que abría el final de los años dorados de la economía de pos guerra y el agotamiento del proyecto de socialismo en un solo país del estalinismo en la URSS y el bloque del Este desde los años 70s del siglo pasado) y la resistencia de las masas al neoliberalismo y globalización que acompañaba ese hegemonismo y su ofensiva de la “globalización” que daba continuidad al “neoliberalismo”. El imperialismo norteamericano no solo cargaba con la derrota de Viet Nam, sino que le seguiría acumulando derrotas con el triunfo de la Revolución Iraní y la Revolución nicaragüense que había desacoplado el mecanismo de los regímenes dictatoriales militares en Asia, Medio oriente y América Latina y explosionar las reivindicaciones democráticas como las de las luchas de las mujeres, la negritud (La caída del régimen de apartheid de Sudáfrica), la primera y segunda Intifada en Palestina, etc, para transcurrir con la derrota en Irak y la última en Afganistán. Y a eso se le sumaba que con los dólares del capitalismo China habia fortalecido su proyecto de socialismo en un solo país, ya no encapsulándose como lo hizo la burocracia soviética en un territorio autárquico, sino introduciéndose en el mercado mundial capitalista directamente, convirtiéndose en productor de bienes y servicios altamente competitivos y con capacidad de cubrir buena parte de la demanda mundial. Por otra parte la Rusia que había quedado echa polvo con las “reformas capitalistas” y su desmembramiento por “occidente” detenía su curso suicida y se levantaba cual ave fénix retomando una política “independiente” de los distintos imperialismos, recuperando la propiedad social en el área estratégica, modernizando su industria e infraestructura, desarrollando alianzas hasta con los mismos imperialismos europeos, especialmente el Alemán que fundo su proyecto de convertirse en locomotora de la UE a partir de la energía que le facilitaba Rusia y su deslocalización rentable en China, y otros países de la ex URSS y del exbloque socialista del Este. y que no solo sostuvo su capacidad nuclear sino que desarrolló esta y una industria armamentista de primer nivel junto a desarrollos en materias primas y energética.
Imposibilitado coyunturalmente de lanzar una guerra abierta para afianzar el poder, el imperialismo norteamericano paso por ajustar su estrategia para su ofensiva sobre el Mundo. Probó con el proyecto de primar lo económico y lanzarse a recuperar su capacidad industrial con el “EEUU Primero” y pasar directamente a preparar una confrontación con su inmediato competidor económico y comercial: China. Pero eso significaba dejar en segundo plano el enfrentamiento con Rusia y cortarle las alas al pujante imperialismo Alemán. Apostaba a que a Rusia la podía seguir hostigando en Europa Central y manteniendo a raya en Medio Oriente, Siria y a los alemanes, sacarle a Inglaterra de Europa con el Brexit, mientras se centraba en China.
El problema era que dejaba mucho espacio para los proyectos anti hegemónicos y alentadores del multilateralismo y que era imposible volver a un imperialismo norteamericano basado en industria localizada o propia con capacidad competitiva ante una China, India, Brasil, Tigres asiáticos, e inclusive Europa etc que en precios siempre ganarían en la competencia de mercados. La alternativa, mas bien, pasaba para el imperialismo norteamericano por hacer uso de su condición de Primera Potencia tributaria del triunfo en la Segunda Guerra Mundial, de su control y poder financiero con el dólar como patrón de la economía mundial y de su poderío militar de primera potencia que sigue teniendo. A partir de ser la potencia financiera y militar, lo industrial productivo pasa a segundo orden y puede dejar que otras potencias se encarguen de ello sin que necesariamente esto signifique no mantener un nivel de producción industrial para su consumo interno y para sectores específicos y nichos de exportación. Pero tal movimiento requería de un posicionamiento y afirmación político militar hegemonista.
El giro del imperialismo norteamericano se da antes de la Pandemia pero incorporaba a esta y tendría como segunda fase la Guerra contra Rusia. Había que desbancar a Trump y afirmar el poder hegemónico. Del otro lado de la acera están fundamentalmente China y Rusia. Con China van con el manejo de los hilos económicos o guerra económica que va mas allá de China porque expolia al conjunto de las masas trabajadoras del mundo inclusive de los propios EEUU, aunque esperando golpear a esta. La inflación y la recesión esta en manos del capital ya como expresión de su lógica interna, ya por el manejo que de ella hace la burguesía imperialista o por las medidas que introduce en razón de consideraciones de poder o de resguardar su tasa de ganancia y reproducción del capital. Con Rusia es la prioridad porque antes de la economía es la política y el poder lo determinante en la actual fase de crisis crónica del capitalismo y su sociedad burguesa. No hay posibilidad de triunfar en el campo de la competencia económica si no se derrota y se salvan los obstáculos políticos y su expresión militar. Rusia representa la potencia activa en ese campo político militar enfrentada al imperialismo y su hegemonía y que necesita levantar el principio, aunque burgués pero no requerido por el imperialismo, de la independencia y soberanía nacional. Rusia no es una potencia imperialista y la ex burocracia soviética y militar reciclada que la dirige, asi como la Constitución en la que se funda la Federación Rusa, refleja a un Estado híbrido entre su pasado de Estado Obrero degenerad, en curso a un Estado burgués, pero donde la formación de una burguesía no fue posible antes de la caída de la URSS ni en los diez años de reformas de restauración capitalista de Gorbachov y Yeltsin y que tampoco se ha logrado conformar a cabalidad en los mas de 20 años de su “recuperación nacional” con Putin. Formar una burguesía nacional, pasa para el proyecto de Putin, por una reestatización en la medida que el desarrollo de las fuerzas productivas requieren de una fuerte participación del Estado en dominio de propiedad y gestión. Los magnates rusos, ni los anteriores que eran unos lumpenes y mafiosos gangsters, ni los magnates actuales, representaban ni representan una clase con capacidad para construir una economía y sociedad burguesa. Ni tienen el capital ni una estructura de cuadros para desarrollar esa tarea. Es una “proto burguesía” muy debil para las tareas que la Gran Rusia tiene si no quiere caer presa del imperialismo norteamericano y europeo, si no se la reparten estos balcanizándola también, quedando esa “proto burguesía” como socia minoritaria.
La Concepción del Multilateralismo: Sostenida por Rusia como por las demás burguesías nacionales mas solidas al frente de potencias como India y Brasil o la China cuyo proceso de formación de una burguesía nacional esta mas avanzado que en Rusia (aunque la burocracia del PCCH sigue manteniendo el poder y el Estado sigue siendo en su mayor parte de propiedad social y su Ejercito manteniendo su raíz original de la Revolución socialista de 1949), el “Multilateralismo” no es otra quimera distinta a la de la “Coexistencia Pacífica” del viejo estalinismo. En el capitalismo en su fase imperialista y hoy más descompuesta que nunca, no es posible el “libre juego de mercado” y de competidores bajo supuestos principios de demostrar en la competitividad quien es mejor sin consecuencias y sin códigos de rapacidad entre competidores. Las burguesías imperialistas no son universales y están configuradas según su Estado Nación para pelearse y apropiarse el botín del capital. La burguesía imperialista norteamericana tiene su régimen y su gobierno a su imagen y semejanza y por el actuá para hacer valer en el mundo y en su misma sociedad y país sus intereses. Al imperialismo norteamericano, principal potencia ganadora de la más próxima confrontación por los mercados y el capital, la Segunda Guerra Mundial, no le interesa si su competidor es otro imperialismo o una potencia que participa en el mercado aun no teniendo una burguesía fuerte al frente de esta o si es el Partido Comunista de China quien gestiona la potencia económica y militar adversaria. La urgencia de recuperar la crisis del capitalismo, aunque lo que logre sea un periodo de “paz” por mas corto tiempo cada vez que lo hace, no le preocupa. Es necesario ahora y lo hace. Es inmediatista porque no tiene proyecto ni condición de posibilidad para futuro. El futuro sigue siendo la barbarización creciente.
El orden Mundial bipolar salido de la Segunda Guerra Mundial ya no existe y solo uno de sus componentes fundadores se mantiene, mientras el otro debe hacer lo propio por recuperar su estatus y tiene a otros que también quieren participar en el selecto grupo de potencias mundiales con poder. EEUU no va a regalar nada y afirma su poder y su Ley. Ellos son los representantes de lo que son las “Normas y leyes del Orden Mundial” como dice Blinken. Es un mensaje a Rusia para que también lo tengan claro China y los promotores o simpatizantes del multilateralismo y la pretendida Concertación entre fuerzas distintas de esas normas y leyes. Las normas y leyes son las nuestras y esas son el Mundo manifiesta el Imperialismo norteamericano. Esta claro. Con ello no hay ningún proceso de acuerdismo para compartir el poder mundial o distribuírselo si no esta mediado por otra Guerra que lo decida para el que ose cuestionarlo.
La situación sin embargo, no esta decidida y ninguno, ni Rusia, ni China, ni los europeos, están por desatar la guerra en lo inmediato. Pero el imperialismo norteamericano muestra su decisión de impulsarla y escalar la actual guerra contra Rusia de carácter híbrido a una guerra abierta. Las declaraciones de Putin respecto a recurrir a las armas nucleares si es atacada directamente por cualquiera o las declaraciones en respuesta del imperialismo norteamericano a ello y las de Truss, de que no le temblaría la mano si debe apretar el botón nuclear, predibujan, sin embargo, cual sera el escenario catastrófico que traerá la próxima guerra en ciernes.
En tanto no se resolverá la lucha de poder entre potencias y la del imperialismo por defender con celo y garra su poder como imperialismo dominante y hegemónico, aunque Rusia afianzara los nuevos territorios que decidieron volver ser parte de Rusia, el imperialismo norteamericano fortalecerá, incluso con la OTAN metida, a Ucrania y su régimen neo nazi y fortalecerá como bases militares propias a los ex países del Este y de la ex URSS que hoy dominan esperando si fuera el caso otro momento para retomar su objetivo hacia China, porque en el horizonte solo tiene a la derrota a Rusia para luego abalanzarse contra China.
No hay margen ni posibilidad histórica de las tesis del multilateralismo para concretarse en el sistema capitalista burgués. No hay hay posibilidad de una sociedad de colaboracionismo de clases entre burgueses y trabajadores bajo un Estado intervencionista con economía mixta y propiedad privada. La única salida para Rusia, China, los EEUU, Europa y el Mundo en general es un mundo socialista el cual solo sera posible si avanza y triunfa la Revolución Socialista Mundial.
La lógica del capitalismo imperialista hacia la guerra ha sido potenciada ahora por la Administración Biden, pero no fue iniciada por esta, pues desde el fracaso de la restauración burguesa por medio de reducir la condición de Estado Obrero de la URSS a una Rusia semi colonial, ya se echó a andar esta perspectiva con diversos intentos militares como el apoyo de EEUU a ISIS para derrotar a Rusia derrotando a Siria, los innumerables intentos de crear condiciones para una “Revolución de colores” a lo interno de Rusia y Bielorrusia (Navalny el mas importante en el caso de Rusia), el aliento a conflictos regionales y étnicos con Georgia, Chechenia, etc hasta el golpe de Estado y desarrollo del neonazismo en Ucrania y la posterior guerra desatada contra las poblaciones rusas del Donbass, el imperialismo ya consideraba que tendría que pasar, agotando la presión para retomar el curso de Gorbachov- Yeltsin que no ha logrado, de enfrentar militarmente a Rusia para derrotarla.
La dirección de la Federacion Rusa está en manos de la ex burocracia soviética ubicada fundamentalmente en el Ejercito que no se disolvió y del cual surgió el proyecto partidario Rusia Unida y los cuadros encabezados por el ex miembro del Ejercito, Vladimir Putin, bajo el proyecto de restaurar primero la unidad de la nación, detener la debacle de las políticas del neoliberalismo que atropelladamente impusieron Gorbachov y Yeltsin, que se montaron en una variante de Revolución de colores o sea liberal pequeño burguesa democrática, pero que las masas rusas pronto vieron su verdadero propósito y resultados . El problema tanto para el imperialismo como para la burocracia soviética reciclada que deseaba pasar al capitalismo, insistimos, era que no se había construido una burguesía durante el proceso del Socialismo en un solo país y hasta la disolución de la URSS y esto era clave para dirigir cualquier proceso de restauración capitalista y restauración del poder, régimen y gobierno burgueses. Esta dirección que proviene fundamentalmente del Ejército pero con alianzas en los antiguos cuadros gerenciales de la ex burocracia estatal y de nuevos magnates ricos capitalistas, revirtió el curso marcado por el imperialismo norteamericano de transformación del poder político burgués. como socio menor del imperialismo y avanzó un proyecto nacionalista que se basaba ante la debilidad de la nueva burguesía rusa y de su pequeña burguesía para re industrializar, explotar los vastos recursos naturales, culturales, científicos y tecnológicos heredados y acumulados por décadas de desarrollo de la propiedad social, llámese socialismo real o del Estado Obrero degenerado. El proyecto nacional para crear las condiciones que permitieran la restauración cabal del capitalismo con una nueva burguesía sólida e instituciones adecuadas burguesas, también se fundaba en el vacío de la crisis, tanto económica como política y militar, del imperialismo norteamericano que daba espacio para desarrollar tal proyecto.
Este proyecto impulso una variante de la Escuela Estalinista de la Coexistencia Pacífica impulsando junto a otros fenómenos de burguesías nacionales en el mundo que por diversas circunstancias que venían de la crisis del sistema capitalista y de la crisis del imperialismo norteamericano y lograban éxitos en sus economías y éxitos políticos respecto de la relativa independencia del imperialismo: el Multilateralismo. Estos sectores saben que no solo deben contar con poder económico independiente o nacional fuerte sino también con desarrollo y fuerza militar pensando que con ello es posible encontrar espacios para una salida negociada a la redistribución del poder del imperialismo que no acepta la realidad de nuevas potencias y de su debilitamiento.
Lo anterior y la necesidad de darse tiempo para sus desarrollos de fortalecimiento militar hicieron que la dirección rusa no estuviera en condiciones de hacer lo que ahora hace ante la ofensiva del imperialismo y su peón ucraniano en los territorios del Donbass en 2014 y hasta el 24 de febrero de 2022, que se enmarcaban en la estrategia de propinarle una derrota a Rusia. Pero fiel a la variante de coexistencia pacífica y la lógica de esta en la “disuación” militar, pasó por dosificar el apoyo militar defensivo a la resistencia popular del Donbass; después a impulsar los acuerdos de Minsk para que el Donbass siguiera siendo ucraniano pero con estatus autonomo; luego, cuando la guerra continuó y el año pasado se escaló por parte de los ucranianos y EEUU al llegar Biden al poder, a impulsar la declaración como Repúblicas independientes de Donetsk y Lugansk, pensando que con ello podría ganar apoyo internacional y detener la guerra al Donbass de EEUU y Ucrania y tuvo luego que pasar a la “Operación Especial” con asistencia y presencia militar de un importante contingente de tropas rusas para la defensa del Donbass apostando al principio de la Operación por generar un sector interno en Ucrania, en el Ejercito Ucraniano, que diera un golpe de Estado a Zelensky. Pero manejarse con falsas caracterizaciones respecto de la política del imperialismo y los límites del incipiente multilateralismo, así como la demostración clara y tajante que el imperialismo va por Rusia, ha obligado a la dirección rusa a hacer lo que desde un principio en 2014 si hizo con Crimea pero no hizo con el Donbass: Incorporar esta región a Rusia con los referéndum recién realizados que además era el deseo y voluntad de todos esos pueblos, pero negadas por mucho tiempo por la dirección rusa que confiaba en una salida negociada con el imperialismo que asegurara la contención de la expansión de la OTAN y garantías de seguridad a Rusia para mantener su existencia.
La guerra contra Rusia ha pasado por distintos momentos hasta llegar a la configuración actual con la incorporación del Donbass a Rusia lo que cambia a enfrentar una guerra declaradamente abierta contra toda Rusia por parte del imperialismo norteamericano y sus escuderos europeos y afines. Rusia define sus nuevas fronteras e integridad territorial lo que ha sido acompañado por una convocatoria a una movilización parcial de 300 mil rusos ,que ya no van en solidaridad de una población hermana sino que van a la defensa de Rusia como una totalidad de nación. Esto no cambia los objetivos de la Operación especial del 24 de febrero, sino que la coherentiza y define. Igualmente define entonces los nuevos términos de la guerra hacia y desde Rusia. Las acciones de Ucrania y la OTAN son un ataque a Rusia directo y no indirecto como antes de la incorporación de los territorios. De ahí las advertencias de Putin de recurrir a la defensa nuclear si hay una amenaza a la integridad de Rusia. Se acaba con la posibilidad de poner en una mesa de negociación la condición de Crimea y el Donbass y coloca peligrosamente como parte beligerante a EEUU al apoyar con armas, logística y financiamiento a Ucrania contra Rusia y a los demás países que hacen lo mismo desde Europa.
Rusia queda mas aislada pues los multilateralistas como la misma China muestran su cobardía y no respaldan ese proceso del referéndum y la voluntad de los pueblos del Donbass. Pero Rusia, obligada por los acontecimientos se apertrecha y manifiesta su voluntad de no ceder y no dejarse derrotar. Hasta ahora solo ha contado con cierta neutralidad de los que dicen ser “amigos” y ha debido jugársela sola mostrando que puede hacerlo. No define sus políticas en razón de una colaboración incierta y hasta descartable de sus amigos multilateralistas.
Pero el imperialismo no tiene tampoco una buena condición para recrudecer la guerra ahora directamente contra Rusia. Vive una crisis muy fuerte que combina alta inflación y recesión en su economía que arrastra a todos los países occidentales especialmente. Tiene a una Europa sacrificada recibiendo la mayor parte de las consecuencias de las políticas de guerra económica, sanciones y crisis internas. En America Latina le surgen gobiernos que no se alinean o dificultan su alineamiento con EEUU, ahora probablemente con el ascenso de Lula en Brasil, con mas dificultades. Las masas latinoamericanas no se alinean con el discurso del imperialismo y un fenómeno parecido está ocurriendo en Europa. Sería equivocado tamizar los hechos políticos actuales con la red de atrapar derechas o izquierdas. Las masas europeas que votan a la “derecha” en Suecia, Italia, en Hungría, Serbia y que se inclinan a una suerte de “soberanismo” o nacionalismo no lo hacen en una definición ideológica propiamente sino distorsionadamente buscando enfrentar la ofensiva de las burguesías y de los gobiernos que dominan la UE con sus políticas y planes anti obreros y anti populares. Otra cosa son los propósitos de esos gobernantes o partidos triunfadores que se han montado en esa aspiración de los electores. En los propios EEUU se manifiesta esta tendencia y aunque es difícil que los Republicanos y Trump recojan esas aspiraciones de resistencia y una mejoría en sus condiciones económicas y sociales de las masas norteamericanas porque todavía hay confianza en los demócratas y muchas de estas masas tienen animadversión justa a Trump y los republicanos, no serán solo los resultados de las elecciones de medio periodo de Noviembre las que definan eso sino la misma lucha de clases con aumentos de las manifestaciones de los sectores trabajadores y populares en cuanto vean que los Demócratas y un sector también de los Republicanos traten de llevar a una participación o compromisos mayores de EEUU a una guerra contra Rusia.
Si bien es cierto la dirección rusa de la guerra ha galvanizado al conjunto de la población en torno a la defensa de la nación agredida aun antes de la nueva situación que abrirá la incorporación a ella del Donbass. Las políticas y acciones rusofobicas llevadas al paroxismo por parte de sus vecinos y por los europeos y norteamericanos y la implementación de todo tipo de xenofobias contra la condición de existencia rusa es solo comparable a la vivida por los judíos en los años del fascismo y nazismo, de los negros en EEUU durante muchas décadas y de los palestinos en la actualidad, y han mostrado al pueblo rusos que la agresión es fascista y nazi y guarda un paralelismo con la guerra de sobre vivencia contra los nazis que tuvieron que emprender después de la invasión de estos a la Union Soviética. Sin embargo, el paso a una nueva fase de la guerra con la necesidad de recurrir a la movilización militar masiva parcial, resiente a un sector, especialmente de la juventud rusa, ganada precisamente por todas las medidas de restauración capitalista tanto de los Gorbachov y Yeltsin como de las del proyecto de Putin de atracción de inversiones capitalistas y de políticas de mercado que ese proyecto no niega, y conecta muy bien con los discursos de la pequeña burguesía liberal de Occidente. Las expresiones de desistimiento y derrotismo interno con la huida de importantes sectores de la población joven hacia países vecinos para evadir la movilización asi lo muestran. También lo refleja el hecho que son las personas adultas, de mediana edad y mayores las que mas fervor muestran en el Donbass por la reincorporación a Rusia, apareciendo los jóvenes con muy bajo perfil. Sin embargo, eso no es un fenómeno particular de Rusia sino uno generalizado en todo el mundo actualmente. La juventud es escéptica y muestra muchos signos de depresión y postración ante un futuro que no le provoca el más mínimo entusiasmo más que el de vivir el día a día. La dirección rusa de la guerra ha logrado sostener la economía a pesar de las sanciones y el bloqueo, lo que no era esperado por EEUU y los imperialistas europeos y si bien es cierto que los multilarealistas no se alinean políticamente con Rusia y las razones de sus acciones, no están en condiciones de abandonar el comercio con Rusia por los recursos que esta tiene y estos necesitan como el gas y petroleo, y también porque saben que una vez acaben con Rusia seguirían ellos en la lista de la aplicación del mismo programa imperialista de sometimiento y destrucción. Eso ha favorecido a Rusia en la tarea de sostener la producción y la economía y sortear con las fuertisismas sanciones, bloqueos y agresiones económicas y financieras.
Hasta ahora el movimiento obrero rusos es pasivo y esta disuelto en esa masa general de la “rusiedad” y defensa en general, pero no da muestras de tener ninguna propuesta independiente, ni siquiera una propuesta de clase para enfrentar la guerra del imperialismo. Desde luego que eso también tiene que ver con la orfandad de dirección independiente, alternativa al nacionalismo burgués y socialista. El partido Comunista de Rusia no es un referente y mucho menos, por su historia y tradición burocrática estalinista y por sus ambigüedades ante posicionamientos políticos clave de la situación mundial y nacional.
A nivel mundial hay una gran simpatía de muchos sectores de las masas que intuitivamente no comulgan con el discurso de justificación imperialista y de los gobiernos que lo apoyan especialmente en los países del multilateralismo y los países semicoloniales. En una buena parte de esa población no le tienen confianza a las declaraciones del imperialismo, ni a las informaciones de los medios tradicionales de información. Tampoco se creen el discurso de que la situación de agravamiento de las cadenas de suministro, del encarecimiento de la energía, fertilizantes y en general de la inflación y la recesión sea por Putin. Pero igual que a lo interno de Rusia, no tienen un referente de dirección y acompañan el bajo perfil de sus gobiernos, que a lo sumo solo llaman a la necesidad de una solución pacifica y a negociaciones de vez en cuando, mientras se abstienen o votan a favor de las políticas del imperialismo en los foros internacionales.
El pulso del imperialismo contra Rusia seguirá y es muy seguro que se escale con este último paso de Rusia de aceptar la reincorporación del Donbas y de Kherson y Zaporizhzhie.Pero lentamente se sigue imponiendo un desgaste en el Frente Unico imperialista contra Rusia. Lo que se vive en el mundo es una guerra contra Rusia de una coalición o frente único imperialista. Con el pasar del tiempo ha ido quedando claro que Rusia no es ninguna amenaza para Europa ni para el mundo e inclusive ni para la misma Ucrania. Su acción militar se ha centrado en los territorios del Donbass y algunos otros aledaños, bajo el criterio de defender la integridad y sobre vivencia de la población históricamente rusa que habita esas regiones y que no de ahora sino desde 2014, ha estado sufriendo una guerra desde los distintos gobiernos neonazis y pro imperialistas de Ucrania y con mayor intensidad desde el ascenso de Zelensky. Salvo acciones militares puntuales, Rusia no ha atacado ninguna otra región fuera de la que esta vinculada histórica y culturalmente a ella. No ha bombardeado ninguna ciudad ni desde luego la misma capital ucraniana Kiev, que podría haberlo hecho si su objetivo hubiese sido definido como guerra contra Ucrania. Las argumentaciones de que Rusia ha invadido y se ha apropiado de territorios queda desmentida por el hecho que en las mismas regiones del Dombass, actúan fuerzas originarias de la población de esas regiones que ya existían desde la defensa ante la guerra desatada en 2014 por parte de Ucrania contra la región separatista. El reciente referéndum y las misma realidad cotidiana de vida en el Donbass, da cuenta de una población que manifestó, y siempre lo hizo, ser parte de Rusia. Los rusos no han transferido habitantes desde Rusia para poblar o invadir esas regiones. Esas poblaciones civiles han seguido sufriendo los ataques y bombardeos de las fuerzas ucranianas, lo que dice claramente que no son consideradas como población ucraniana por el régimen de Kiev. El régimen ucraniano buscó infructuosamente que esa población se refugiara en el lado Ucraniano o que se fuera a Rusia y la mayoría de la población no lo hizo, defendiendo su derecho al arraigo, a habitar su territorio y defender sus raíces. Por mas que el imperialismo y Ucrania presenten las acciones rusas como invasión, los hechos demuestran hasta al más honesto miope, que eso no es una invasión y tampoco una guerra por apropiarse del territorio ucraniano, ni derrocar a su gobierno, por mas nazi que sea.
Mientras Rusia aparece defendiendo su integridad, mostrando que su lucha es por asegurar sus fronteras y contener los acosos de la OTAN que la amenaza cada vez más, y que defiende y protege a una población, no solo históricamente rusa sino que manifiesta querer serlo en la voluntad expresada en el reciente referéndum, el imperialismo y el régimen de Ucrania no tiene como fundamentar que su guerra del Donbass es una guerra de liberación y recuperación de su integridad. Es como cuando el imperialismo con Reagan armó la “contra” nicaragüense y una guerra para acabar con la revolución sandinista. Se fue mostrando como una fuerza que no tenía fundamento salvo el poco que le daba la decisión de la población miskita y del atlántico que tenia demandas étnicas y territoriales autonómicas no resueltas por el sandinismo, que fueron aprovechadas por el imperialismo para dotar a la contra de una base social de apoyo. La contra fue perdiendo fuerza a pesar de ser armada y sostenida por el imperialismo desde las bases norteamericanas instaladas en Honduras y desde Costa Rica (en esa época el gobierno de Costa Rica recibía un millón de dolares diarios como ayuda y pago para apoyar a la contra poniendo territorio y logística a su servicio). La contra fracasó en lo militar pero el imperialismo logro debilitar profundamente a la Revolución nicaragüense y hacer que el sandinismo capitulara aceptando los acuerdos de Contadora y de la Paz y entregara en las urnas lo que había defendido en las montañas rechazando a la agresión yanki. A eso se juega el imperialismo con Rusia: al desgaste. Pero Rusia no es Nicaragua. Y el mundo no es de Reagan cabalgando triunfante sobre la crisis de la URSS que terminaría en 1991 con su disolución. El mundo no es el de Reagan ni Clinton de entonces. Y el imperialismo norteamericano no vive ya su momento coyuntural de gloria de esas décadas de triunfo de la Guerra Fría. Pero si no hay capitulación de Rusia y no hay un corrimiento al socialismo en Rusia y en el mundo, la dinámica hacia la tercera Guerra Mundial es lo que se terminará imponiendo.
Las perspectivas no son de una cercana fase de negociación y resolución de la guerra. El Papa Francisco ha vuelto a manifestar en la primera semana de setiembre ante un evento que reune cada tres años a representantes pontificios del mundo en Roma que “...Europa y el mundo entero están sacudidos por una guerra de especial gravedad”. Dijo que era equiparable a una tercera guerra mundial “en pedazos”(Total news 8/09/22). No es la primera vez y como es característico de la Iglesia le da una a favor de Ucrania y otra explicando los motivos que tendría Rusia para haber ido a la guerra. La Iglesia ha estado de bajo perfil pero insiste en sentar posición muy tímidamente, porque la polarización no solo se mantiene sino se escala, a favor de la paz. El Vaticano hace rato que tiene un gran protagonismo político mundial conforme flaquean las instituciones de la Coexistencia Pacifica y el Orden Mundial erosionado. La Iglesia es un aparato político ideológico que busca la preservación del régimen mundial burgués y advierte que ya es suficiente de guerra. Había anunciado una visita a Moscú y Kiev pero la ha congelado porque con un imperialismo decidido a continuar la presión y acción de guerra contra Rusia, tal periplo pacificador sería un salto al vacío. Solo llevará adelante el dispositivo pacificador si EEUU le da el visto bueno. Si no no lo hará. Con las nuevas fronteras rusas, Rusia se da por satisfecho y Putin el mismo día del reconocimiento oficial de la incorporación del Donbass a Rusia, volvió a ofrecer negociaciones de paz a Zelensky. La crisis del lado Occidental se torna peligrosa y la Iglesia salta a advertirlo. Rusia está claro en sus términos territoriales.
El bando contrario no está claro hasta dónde aceptaría y con qué para no salir perdedora. Porque pedir la cabeza de Putin como graciosamente responde Zelensky al llamado a negociaciones último que hizo Putin o esperar que Rusia abandone los territorios logrados, no está en discusión. Realmente los yanquis han llevado esto a un nivel donde es “todo o nada” y alejan cada vez más las posibilidades de retorno. Salvo que llegue el recambio de los Republicanos y el Trumpismo en las próximas elecciones. Por eso en lo inmediato no se ve que vaya a abrirse la negociación y los yankis seguirán apretando militarmente, aunque Rusia también responde con más robustez. El pulso sigue, hasta que haya un quiebre y eso difícilmente se dará a lo interno de Rusia. Llevar al escalamiento de la guerra daña más al bloque interimperialista que a Rusia, pero este bloque tiene que sacar algo. La neutralidad (con estrictas condiciones de “garantías de protección” para Ucrania) es guardada como carta para una negociación pero debe sacar el fortalecimiento de los demás vecinos para asegurarse el futuro del próximo capítulo de la agresión o la guerra, después de un tiempo de paz. No soltara los bloqueos y sanciones porque apostará a impulsar a la crisis interna dentro de Rusia. Sin embargo, no está claro en una negociación que demandarían los gringos para no mostrar pérdida. Lo cierto es que en el actual momento no aparecen espacios para una negociación.
La defensa de Rusia y una derrota del imperialismo en Ucrania es determinante. No porque se impondría el multilateralismo en su lugar, lo que es una quimera, y la versión de coexistencia pacifica añorada por estos proyectos nacionalistas burgueses y por la burocracia China, sino porque gana tiempo para que las masas tengan posibilidad de avanzar alguna respuesta independiente y de estas experiencias de la lucha de clases internacional, arrimar a la conclusión de la necesidad de construir partidos revolucionarios que oponiéndose a la burguesía y al capitalismo puedan formular una salida que no puede ser otra que la del socialismo mundial. Mientras exista una Rusia beligerante en la confrontación con el imperialismo posibilita la existencia y espacio para el desarrollo de vanguardias que puedan avanzar y sobre las cuales los núcleos revolucionarios puedan actuar para acercar a la consciencia de construir direcciones revolucionarias y la comprensión del socialismo como salida a la barbarización creciente del capitalismo imperialista. A pesar de que la dirección de Putin es conciliadora y para nada ni siquiera proto socialista o revolucionaria, su enfrentamiento con el imperialismo es no solo progresivo sino importantísimo para los intentos que debemos hacer los revolucionarios para intentar resolver la crisis de dirección de las masas y de la humanidad o avanzar en esa dirección.
Vivimos una época de crisis, guerras y revoluciones pero donde el determinante de este compuesto no existe y es la dirección revolucionaria socialista. Pero para detener esta guerra contra Rusia y que esta salga triunfante derrotando esta ofensiva y propinándole otra derrota más al imperialismo norteamericano y europeos, se debe impulsar una serie propuestas políticas y acciones entre las cuales deben estar:
1.Alto a la guerra de agresión contra Rusia por parte del frente de imperialistas coaligados e instrumentalizados en la OTAN.
2.Los trabajadores y los pueblos de las naciones imperialistas deben rechazar toda la asistencia en armas y financiamiento a Ucrania para destinarla a la guerra contra Rusia. Presupuestos para salud y educación, para atacar el desempleo y aumentar los salarios y no para armas y guerra contra Rusia. La derrota del propio gobierno imperialista es el mal menor en esta guerra.
3.Los pueblos y los trabajadores de los países imperialistas deben salir a luchar contra todos los planes económicos, sociales y políticos que persiguen que esta guerra que realizan contra Rusia sea cargada a sus espaldas con los mecanismos de inflación y recesión. El enemigo no esta en Rusia sino en el propio pais imperialista y son las burguesías financieristas y sus gobiernos que buscan la expansión del propio imperialismo y el dominio sobre Rusia y la imposición de políticas que resguardan y amplían sus tasa de ganancia y la reproducción de sus capitales a costilla de la explotación , desempleo y alto costo de la vida de su propio pueblo. Abajo los Gobiernos imperialistas que se han matriculado con la guerra contra Rusia. Los pueblos quieren la paz y no un sistema que usa la guerra para beneficio de unos pocos inmolando a los trabajadores y las capas populares ya en frentes de batalla ya en las fabricas y en las empresas o en el trabajo en el campo. Dejen a Rusia en Paz.
4.Apoyo e impulso a toda lucha contra los planes económicos anti obreros y las medidas inflacionistas y recesivas de los gobiernos capitalistas. Organización independiente de los trabajadores y los sectores populares para impulsar manifestaciones paros y la huelga general que no solo rechace los planes económicos anti obreros sino a los gobiernos que los aplican.
5.Retiro de toda sanción y bloqueo económico en cada país que se haya tomado o respaldado contra Rusia.
6.La defensa de Rusia debe pasar por la movilización de los trabajadores y sectores populares fundamentalmente organizando destacamentos obreros para la defensa preparados y armados como expresión de la consigna “Pueblo en armas” como la mejor defensa de Rusia. Por comités de defensa desde las fabricas y las poblaciones que ejerzan el control obrero y vigilancia de los centros de producción y comercio y los centros educativos. Reforzamiento del Ejercito en la vieja tradición del Ejercito Rojo con comités de soldados de base. Recuperar las organización de los soviets o formas soviéticas que existieron en el pasado para asegurar una verdadera defensa de Rusia.
7.Nacionalización en Rusia de todas las actividades que no se hayan nacionalizado aun y que se formen comités obreros que ejerzan el control y vigilancia de las empresas para garantizar una debida administración y fiscalización de la misma.
8.Por un Frente común China-Rusia para la defensa militar y la guerra económica, boicot y sanciones imperialistas.
9.Convocatoria a un Encuentro Mundial de organizaciones y personalidades en defensa de Rusia y contra la guerra de EEUU y Europa contra Rusia, que vote un plan de acciones solidarias.
10. Por la construcción de núcleos y partidos revolucionarios socialistas en Rusia, en China y en el mundo, herramienta sin la cual la resistencia de las masas pueda pasar a la toma del poder, al establecimiento de Gobiernos de los trabajadores y el socialismo y a la verdadera consecución de la paz, en la única perspectiva, que es la Revolución Socialista Mundial.
Declaración y Propuesta del Partido Obrero Socialista 1 de octubre de 2022
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